Cierto cuenta cuentos

miércoles, 22 de diciembre de 2010

"Ni madres wey"

Deje de escribir más de un mes con la leve (en realidad casi nada) esperanza de que México comenzará a cambiar de una forma más agradable; sin embargo eso no sucedió. En realidad sí sucedió, está cada vez más difícil la situación.
Habían anunciado que para el próximo año subirían los cigarros (el precio) y resulta que ya están ocho pesos más caros, hasta un paliativo es casi imposible adquirir. Ayer fui al mercado sobreruedas y salí huyendo cual cucaracha con luz, lo más impactante fue el precio de los ajos: 20 pesos el cuarto, en otras palabras 20 pesos tres estúpidas cabezas de ajo sin contar que los romeritos (antes de 15) ahora de 50 pesos el kilo. ¿Qué vamos a cenar? o mejor aún ¿qué van a cenar las familias más numerosas y de escasos recursos? Romeritos no creo.
La buena noticia que el Jefe Diego apareció por fin (¿!). La verdad es buena para sus familiares y el teacher porque para el resto pues no tanto. De verdad, que cómo es posible que el kilo de cebolla y jitomate estén a 20 pesos también; cómo carambas vamos a preparar los ricos huevos a la mexicana si sus ingredientes andan por las nubes.
Y yo en la baba sin escribir esperando un cambio, pequeño pero cambio positivo al fin y nada de nada. Ya ni hablar de los regalos de intercambio, santa clos y los reyes magos.
La que sí es una buena noticia que ya está por acabar un año más de Calderon y su sequito, ya falta menos para que nos atoren con más enjundía si no nos ponemos vivos. Pero qué tal el concierto de Roger Waters, eso sí fue lindo, relindo y más cuando se aventó la excelente rola de "Mother" acústica, eso sí fue para festejar; no pude controlar mis lágrimas.
"Mother, should I build the wall?
Mother, should I run for President?
Mother, should I trust the government? "
Y en ese momento se escribe sobre la pared: Ni madres wey.
Si él lo dijo, por algo será.

jueves, 4 de noviembre de 2010

La vida y los huauzontles

Se debe caminar entre lento y rápido, como de vistazo nomás, cuando uno va al mercado sobreruedas en busca de comida fresca: los huauzontles. Ahí mismo, en el mercado, se puede comprar también el queso que lleva de relleno y el huevo, más barato que en super; así de fácil es todo para juntar los ingredientes.
Desgraciadamente la preparación es de lo más compleja, no difícil ni muy elaborada, sino más bien talachera. Se deben limpiar perfectamente, hervir, escurrir muy bien, batir el huevo para el capeado, preparar un plato con harina y por último hacer las hierbas en forma de tamalitos: apretarlos muy bien para escurrir el agua restante y para juntarlos con el queso que llevan en medio; enharinar, capear y freír. El caldillo es a gusto y costumbre de cada quien. 
Total, en este procedimiento se invierte alrededor de dos horas, dos horas peleando con las hierbas, el huevo y el aceite hirviendo. Al servirlos calientitos con su caldillo uno los disfruta enormemente en un santiamén y ni hablar de su digestión, que también es muy rápida. Normalmente la comida mexiana es así, trabajosa, como para que se pase uno mil horas junto al fogón y luego la comida se va en suspiros.
De igual manera es la vida diaria, no sólo la comida: buscas, encuentras y trabajas muchísimo para conseguir lo que deseas para disfrutarlo en un suspiro que no se repite, ni el recalentado. Desgraciadamente la política mexicana no sigue ese orden, aunque debería serlo. 

lunes, 1 de noviembre de 2010

Noviembre

Para un México devastado pero con la esperanza de un día mejor:

Con un microscopio se pueden ver las calacas tilicas y flacas que viajan divertidas en la sangre mexicana que recorre todo nuestro cuerpo; el ADN mexicano tiene como principal componente flores de cempasúchil; los espermas y óvulos mexicanos están revestidos de calaveritas azucaradas con ojos confitados de chocolate y gomitas; los mexicanos estamos hechos de cera, pan de muerto, calabaza en tacha y perfumados de copal.
En pocas palabras, independientemente del día de la madre y el día de la Virgen de Guadalupe, el día de Muertos es el tercer festejo más importante que existe para nosotros, y con muchísima lógica, porque nos dedicamos a amar enfermamente a nuestra madre terrenal, haciendo ronchita para quedar bien con la celestial y enseñando a las futuras generaciones la manera correcta y deliciosa de morir y regresar del más allá para seguir de fiesta, porque al final todo se resume en fiesta.
Quién no quisiera morir sabiendo que año tras año todos los familiares vivos y muertos se podrán reunir en miles de casas simultaneamente para comer, beber y disfrutar de aquello que en vida era lo más preciado.
Quién no quisiera morir sabiendo que año tras año llenaran nuestro andar de flores naranjas y fuscia, iluminados íntimos, perfumes de copal esparciéndose por el ambiente nocturno y susurros llorosos nos cantaran plegarias que santiguaran aún más nuestra presencia fantasmal.
Quién no quisiera morir sabiendo que año tras año el espíruto poético de nuestros compatriotas se inundara de rimas chuscas y melodicas que resaltaran nuestro ser sin escrúpulos.
Quién no quisiera morir sabiendo que año tras año siempre alguien te amara una vez más.

                                           ¡FELIZ DÍA DE MUERTOS, MÉXICO!


jueves, 28 de octubre de 2010

Y volver, volver

A veces es muy extraño y curioso cómo el pequeño mundo interno se va ajustando a los nuevos órdenes existenciales. Es bien normal, común y del diario escuchar en los noticiarios balaceras, granadas, bombas, muertos importantes y no tan importantes (daños colaterales), aunque no debería ser normal ni común y mucho menos diario; es como encender el radio o la tele y en automático esperar la noticia y sentirte aliviado porque así sucedió, porque se puede preguntar "y 'hora quién cayó" esperando la respuesta de "Fulano de tal" para sentir un interno placer de obviedad.
Es bastante fácil caer en el costumbrismo, en el "dejo", porque la lucha no sólo es compleja sino que ni siquiera sabemos con exactitud contra quién o quiénes hay que dar batalla. Pero todavía es más difícil cuando todas estas sensaciones las llevamos al plano interpersonal, cuando abandonamos nuestro cuerpo y le hacemos caso cuando nos deja tirados y preguntándonos "y 'hora qué pasó".
Cuando el doctor nos da una larga lista de "no debes", "no es normal" y "sólo puedes"; cuando con cara estúpida miramos al doctor y le preguntamos incrédulos si estaremos bien, porque de pronto estallan en nuestro cerebro miles de planes, de ideas, de porvenires, de futuros certeros, de batallas conquistadas, de alegrías, de ganas de vivir, nada más eso, simples ganas de vivir.
Ganas de vivir sin importar gran cosa la pelea del presidente (a quien por cierto no he visto con fusil en mano ni con víctimas colaterales personales), ganas de vivir por el simple placer de hacerlo (egoísta porque no ayudo al país en su lucha), ganas de vivir por el porvenir (incierto, negro y agresivo); en fin, ganas de seguir chingando, como buena mosquita.

miércoles, 20 de octubre de 2010

¡Rico, rico!

Pero qué rico sabe leer cotidianidades. Soy fan de Ángeles Mastreta porque sabe riquísimo leerla. Cosas tan comunes y normales, esas del diario que no le ponemos gran atención, en letra de otros es una obra de arte.
Es como ponerle flores y hacer un carro alegórico del camión que recoge la basura a diario o como ponerle mieles y amarantos a los carteros que van echando humo en sus motocicletas blancas con rosa y verde o suponer que los volanteros nos avientan por la puerta buenos deseos en lugar de simples papeles que mis gran daneses se daran el festín de destrozarlos.
Así de rico sabe leer a Ángeles en estos días tan llenos de hastío y malas nuevas, como el alto precio del tabaco. Haber, qué voy hacer ahora para calmar a la fiera que llevo dentro, supongo que lo mismo nomás que poniéndole ocho pesitos más.

martes, 19 de octubre de 2010

Lamentamos el vacío mental que les incomoda, pero hay reestructuración de neuronas. Por su atención, ¡Gracias!

jueves, 14 de octubre de 2010

The bingo!


Es una frase muy divertida de la película del cineasta Tarantino “Bastardos sin gloria”. Me hace reír mucho al recordarla más como una nota de dulce folklore que como una broma absurda y cotidiana. Cosa política, más que nada.
Ayer pudimos ser testigos de un evento feliz, raro en nuestros días, pero en verdad feliz a nivel internacional, tanto así que no te la crees y te preguntas si es de verdad. Al salir del asombro, pasando por la envidia y llegar a la quietud de la soledad salta una pregunta: ¿Por qué?
Pero de nada sirve preguntarnos eso, si ni siquiera existe un qué. Es decir, conoce alguien el objetivo que tenemos por nación. Normalmente, los candidatos hacen una lista de deseos que nadie cumple y toda esa faramalla y de presidentes hacen mención de los miles y miles de obras, negocios y números por aquí y por allá, aunque nunca se ven reflejados más allá del papel. Pero, insisto, cuál es el objetivo. Porque debe haber un objetivo.
Digo sería muy tonto pensar vamos al algaréate desde hace 200 años, ¿o no? Ya no hablemos de una absurda lucha contra el narcotráfico (nunca va acabar, hay que negociar), de un PIB y movimientos bancarios sostenidos (el indicador “realidad” dice que cada día hay más jodidos y menos pudientes), obras modernas y de primer mundo (somos tercermundistas y primero debemos cambiar la ideología), retos extraordinarios (que jamás he visto), creación de policías únicas (con las mismos ratas de siempre y sus mismos conectes porque son los de arriba los que nunca cambian) y cosas por el estilo.
Mejor hablemos del objetivo. Un buen objetivo de nación sería sacar un perfil lógico y realista de lo que un presidente mexicano, para mexicanos, debería ser. Desconozco si existe algo así, supongo que sí, pero es evidente que a nadie le interesa. Después se debe buscar y amoldar ese perfil a un alguien, hombre o mujer, y ponerlo en acción (igual que una empresa, contrato por tres meses), porque una unión como la que se vivió ayer en Chile, sobre todo el respaldo presidencial, sólo se alcanza teniendo un objetivo de nación.
Me encantaría ver al preciso ayudando, no sólo con palabras que el viento se lleva ni desde un lugar cómodo, en verdad ayudando a su gente.