¡Pásele, güerita, qué va a llevar! Tenemos de todo, desde lágrimas de felicidad hasta frascos de bilis concentrada.
¡JA!, reja y doblemente ¡ja! Unos dicen que la vida es como la montaña rusa, vas de volada subiendo y bajando. Yo creo que es peor que una montaña rusa porque de menos ahí sabes si subes o bajas.
Desperté de buen humor con las tonteras que decían los locutores de noticias, como no queriendo la cosa te van soltando la sarta de sanguinarias novedades y exabruptos políticos para después adentrarte en el ya clásico y muy esperado tráfico. Sobreviví una mañana más. El día pasó muy normal, con detalles, nada para incomodarse.
La tarde pintaba para el disfrute, cuando recibí una "novedad" más que perturbadora: LLEGO MI RECIBO DE LUZ. Eso sí da escalofríos. Altísimo. No es posible que una casa normal, común y corriente pague más de tres mil pesos y una oficina con miles de herramientas y demás tan sólo trescientos. NO ES POSIBLE. Obviamente enfurecí, llamé, discutí, derramé bilis y al final colgué para quedar exactamente igual, sin solución y con mi recibo de tres mil pesos que urge pagar. Bueno, no quedé igual, me salió una arruga más.
Sólo en México.
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