Cierto cuenta cuentos

jueves, 28 de octubre de 2010

Y volver, volver

A veces es muy extraño y curioso cómo el pequeño mundo interno se va ajustando a los nuevos órdenes existenciales. Es bien normal, común y del diario escuchar en los noticiarios balaceras, granadas, bombas, muertos importantes y no tan importantes (daños colaterales), aunque no debería ser normal ni común y mucho menos diario; es como encender el radio o la tele y en automático esperar la noticia y sentirte aliviado porque así sucedió, porque se puede preguntar "y 'hora quién cayó" esperando la respuesta de "Fulano de tal" para sentir un interno placer de obviedad.
Es bastante fácil caer en el costumbrismo, en el "dejo", porque la lucha no sólo es compleja sino que ni siquiera sabemos con exactitud contra quién o quiénes hay que dar batalla. Pero todavía es más difícil cuando todas estas sensaciones las llevamos al plano interpersonal, cuando abandonamos nuestro cuerpo y le hacemos caso cuando nos deja tirados y preguntándonos "y 'hora qué pasó".
Cuando el doctor nos da una larga lista de "no debes", "no es normal" y "sólo puedes"; cuando con cara estúpida miramos al doctor y le preguntamos incrédulos si estaremos bien, porque de pronto estallan en nuestro cerebro miles de planes, de ideas, de porvenires, de futuros certeros, de batallas conquistadas, de alegrías, de ganas de vivir, nada más eso, simples ganas de vivir.
Ganas de vivir sin importar gran cosa la pelea del presidente (a quien por cierto no he visto con fusil en mano ni con víctimas colaterales personales), ganas de vivir por el simple placer de hacerlo (egoísta porque no ayudo al país en su lucha), ganas de vivir por el porvenir (incierto, negro y agresivo); en fin, ganas de seguir chingando, como buena mosquita.

miércoles, 20 de octubre de 2010

¡Rico, rico!

Pero qué rico sabe leer cotidianidades. Soy fan de Ángeles Mastreta porque sabe riquísimo leerla. Cosas tan comunes y normales, esas del diario que no le ponemos gran atención, en letra de otros es una obra de arte.
Es como ponerle flores y hacer un carro alegórico del camión que recoge la basura a diario o como ponerle mieles y amarantos a los carteros que van echando humo en sus motocicletas blancas con rosa y verde o suponer que los volanteros nos avientan por la puerta buenos deseos en lugar de simples papeles que mis gran daneses se daran el festín de destrozarlos.
Así de rico sabe leer a Ángeles en estos días tan llenos de hastío y malas nuevas, como el alto precio del tabaco. Haber, qué voy hacer ahora para calmar a la fiera que llevo dentro, supongo que lo mismo nomás que poniéndole ocho pesitos más.

martes, 19 de octubre de 2010

Lamentamos el vacío mental que les incomoda, pero hay reestructuración de neuronas. Por su atención, ¡Gracias!

jueves, 14 de octubre de 2010

The bingo!


Es una frase muy divertida de la película del cineasta Tarantino “Bastardos sin gloria”. Me hace reír mucho al recordarla más como una nota de dulce folklore que como una broma absurda y cotidiana. Cosa política, más que nada.
Ayer pudimos ser testigos de un evento feliz, raro en nuestros días, pero en verdad feliz a nivel internacional, tanto así que no te la crees y te preguntas si es de verdad. Al salir del asombro, pasando por la envidia y llegar a la quietud de la soledad salta una pregunta: ¿Por qué?
Pero de nada sirve preguntarnos eso, si ni siquiera existe un qué. Es decir, conoce alguien el objetivo que tenemos por nación. Normalmente, los candidatos hacen una lista de deseos que nadie cumple y toda esa faramalla y de presidentes hacen mención de los miles y miles de obras, negocios y números por aquí y por allá, aunque nunca se ven reflejados más allá del papel. Pero, insisto, cuál es el objetivo. Porque debe haber un objetivo.
Digo sería muy tonto pensar vamos al algaréate desde hace 200 años, ¿o no? Ya no hablemos de una absurda lucha contra el narcotráfico (nunca va acabar, hay que negociar), de un PIB y movimientos bancarios sostenidos (el indicador “realidad” dice que cada día hay más jodidos y menos pudientes), obras modernas y de primer mundo (somos tercermundistas y primero debemos cambiar la ideología), retos extraordinarios (que jamás he visto), creación de policías únicas (con las mismos ratas de siempre y sus mismos conectes porque son los de arriba los que nunca cambian) y cosas por el estilo.
Mejor hablemos del objetivo. Un buen objetivo de nación sería sacar un perfil lógico y realista de lo que un presidente mexicano, para mexicanos, debería ser. Desconozco si existe algo así, supongo que sí, pero es evidente que a nadie le interesa. Después se debe buscar y amoldar ese perfil a un alguien, hombre o mujer, y ponerlo en acción (igual que una empresa, contrato por tres meses), porque una unión como la que se vivió ayer en Chile, sobre todo el respaldo presidencial, sólo se alcanza teniendo un objetivo de nación.
Me encantaría ver al preciso ayudando, no sólo con palabras que el viento se lleva ni desde un lugar cómodo, en verdad ayudando a su gente.

miércoles, 13 de octubre de 2010

La buena noticia no es para todos

Ayer, por la noche, entre dormida llegaban a mis oídos los enardecidos vivas por el primer minero rescatado en Chile. Las noticias del día de hoy también se encargaron de darnos una sabrosa crónica al respecto.
Al mirar la acción con más detenimiento me dije a mí misma que algo no estaba bien, algo fallaba, como siempre queriendo encontrar lo malo en lo bueno. Después comenzaron a mezclar las imágenes del rescate de los mineros con el partido celebrado ayer entre las selecciones de México y Venezuela.
Como estaba desayunando fuera de casa, me di cuenta por fin de qué era lo malo en aquellas imágenes; y es que yo no puedo ver la televisión y mirarme al espejo al mismo tiempo. Somos envidiosos y resentidos con el mundo entero, hasta con nosotros mismos. Los videos de Chile mostraban mil emociones encontradas, futuros inciertos pero cargados de algo mejor y un pueblo unido por una lucha de supervivencia. La gente del restaurante casi no prestaba atención o lo miraba como algo que no podía ser de otra forma.
En contra parte, al dar la crónica de unos aficionados que se metieron al campo de juego para correr y armar todo un desmadre, los espectadores sonreían y se divertían. ¿Qué está mal? Pues nosotros.
Siempre nos hemos vanagloriado de poseer una de las culturas más ricas y diversas, pero a pesar de ello no la hemos podido superar y mucho menos comprender. Los errores desde la llegada de los españoles hasta la fecha los cometemos una y otra vez; es como patear un bote durante nuestro camino, luego lo levantamos para preguntarnos el porqué siempre el mismo bote y lo volvemos a tirar delante de nosotros para seguir pateándolo, como si no se tuviera la opción de dejarlo dentro  de la basura o cambiar el rumbo.
Un simple partido de fútbol donde se congregan familias enteras (padres, hijos, abuelos) puede ser también un campo de increíble riesgo. Ni eso tenemos la capacidad de disfrutar, que otro gane o que empate. Al leer la nota de lo de Falcon Lake un lector escribía “si a los mexicanos les gusta tanto matar pues deberían encerrarlos y que se maten solitos”. No es mala la idea, pero ¿aprenderíamos algo?
Chile tuvo una dictadura donde era justamente así, matar a todos, y la aprendieron muy bien; hay amor y empatía por el prójimo; nosotros tuvimos una dictadura cómoda, como dice el premio nobel de literatura, y seguimos sin entender nada. Tan es así que nuestros representantes (presidentes) han sido un verdadero carnal para gusto y afilamiento de la prensa nacional e internacional.
No es que la empatía esté escondida, es que somos incapaces de sentirla y nos congraciamos con aquellos en desgracia para no sentirnos tan desafortunados o solitos. Quizá por eso el amor hacia Cuba es tan intenso, nos sentimos superiores sin entender que no lo somos porque al poner las cosas en una balanza, yo prefiero la opresión de un gobierno totalitario a la autoopresión y al autosabotaje que vivimos día con día los mexicanos. 
Cuándo podrá ser el día que la independencia, el día de la raza, la revolución mexicana, el dos de octubre y todas las fechas festivas sean nada más fechas festivas y no un recordatorio de chile y limón en la herida.
Cuándo será el día que podamos ver un plantón como el de Francia, donde todos están unidos por un mismo fin, una misma causa, nadie colgándose de nadie. Una verdadera lucha unida. Cuándo será el día que podamos ser independientes de corazón.
Me parece que mi amorío con la gripe está llegando a su fin. Es una buena noticia.

martes, 12 de octubre de 2010

Un nuevo amante

Nomás no me quiere soltar, creo que le guste o como que se enamoro de mí porque a ratos me viene a buscar muy intenso y luego se va dejando pequeños vestigios de su paso por mi nariz, principalmente al chorrearse mi cerebro ante tanta información noticiosa que no proceso de manera adecuada; de hecho cuándo lo he hecho.
Mis tortugas de maravilla, mis perras ya se bañaron y la gata Sara ya no ha metido otra alimaña.

sábado, 9 de octubre de 2010

La lagartija perdida


Ayer la gata Sara metió una lagartija a la casa. Es grande y gorda, sigue viva, sin cola y nomás no encuentra la salida. He querido ayudarla, pero es tan rápida la desgraciada que no la he podido agarrar. Oigo sus patitas caminar y trepar por el refrigerador y al voltear asoma su pequeña trompita.
Soy bien “fans” de hacer metáforas y analogías de cosas comunes que a veces no puedo explicar o que al ser explicadas quedan insípidas, como la lagartija, pero me recordó mucho al actual premio Nobel de la Paz.
El premio es un reconocimiento muy cotizado y glorificado por la humanidad, prueba de ello es Mario Vargas, pero que te lo den y que no lo puedas disfrutar a bombo y platillo, eso sí es una verdadera jalada, más por el título en sí (la paz) y el pobre hombre no sólo vive en China sino además encarcelado. Es como ofrecerle a un recién nacido su biberón y no dárselo, sabe que está ahí pero no lo puede coger por sí solo.
Se supone que el hombre (lejos de la estupidez moderna de especificar masculino o femenino) lucha a lo largo de su vida por alcanzar la gloria, teniendo como único medio sus ideales e intereses que al lograrlo obtiene un estado de plenitud. No sé bien el motivo o la acción por la que fue ganador, pero imagino que Liu Xiaobo no debe encontrarse muy pleno que digamos.
Eso de encarcelarte por pensar, expresarte y querer cambiar el entorno para bien es como muy retrograda, cuestión de culturas. Aquí, por ejemplo, se puede pensar, orquestar y delinquir con una delicia sin igual y nada sucederá. Miento, sí sucede, se puede alcanzar la gloria ocupando un lugar importante y nada vulnerable en la política mexicana.
Lo que también me recuerda el título de un libro de mis años de estudihambre: México en la frontera de caos, en los noventa, y hojeándolo mi visión como que se aclaró. Moríamos del coraje y del susto con Salinas y la guerrilla del Sub-comandante sin imaginarnos siquiera que, efectivamente, nos encontrábamos en la frontera porque ahorita estamos en el mero epicentro del caos. Todo es absurdo y un verdadero berenjenal.
Por mi parte, aún prefiero disfrutar de las animaladas de mis mascotas.

viernes, 8 de octubre de 2010

La tortuga muda


Estaba tratando de checar las noticias del día (digo tratando porque en una notebook es como muy complicado) y entre tanto Vargas-premio Nobel, Calderón-AMLO, el procu-Godoy, secuestros-asesinatos, Fox-Borges, Bono, U2-México, NLy empresarios-basta ya y demás, me dije a mí misma: “Mí misma, cómo ves, qué sería de nosotros sin tanta ‘diversión’”, a lo que me respondió “Y hora, a poco te quedaste sin dedos”.
Y pues sí, no sé qué escribir. En verdad admiro a los columnistas. Es mega complicado día con día ver las mismas fregaderas para escribir de ellas de manera distinta. Es como freír el mismo huevo diario sin que se queme o que pierda su frescura, aparente claro está. Se dan un respiro de vez en cuando echando pestes a otro colega pero la inercia los regresa a donde estaban.
¡Qué espanto! Que chocoso, porque lo peor de todo es que cuando alguien se anima a escribir algo fuera de lo común se lee justamente así, fuera de órbita. No salgo de mi asombro respecto a la manera que tienen los medios para jalar y absorber a los lectores a una vorágine descomunal que te ciega a otras latitudes. El colmo es que ni siquiera el entretenimiento o las noticias del espectáculo te lo permiten.
Cuando me anime a tener un blog, que por supuesto nadie lee, lo hice con la idea original (entiéndase original por inicial) de subir mis vómitos mentales (que he cumplido) y de vez en vez dar mi humilde opinión sobre algunos temas de interés personal. No tengo mucho tiempo en este asunto complicadísimo, pero estos últimos días me he agotado.
Tengo dos tortugas (chiqui y crush, muy original ¿no?) y creo que me han dado más diversidad de lo que han logrado los distintos diarios de la vida nacional. Patético, en verdad muy patético y a diferencia del resto de las personas no voy a echarle la culpa a ellos, sino a mí misma por carecer de ciertas facultades periodísticas, entre otras muy obvias. Quizá sería buena idea cambiar el concepto de mi espacio y tratar de dar mis impresiones tortuguescas.
Hoy, hoy, hoy no quisieron comer las tortugas y las he notado como alteradas y asustadizas. ¿Acaso la gata Sara las anda acosando? Tal vez ya se enteraron de la tremenda contaminación en aguas de Hungría, que Mexicana de Aviación ya bailó con la más fea, que Emilio Gamboa Patrón no consideró jamás a AMLO un peligro para México (se imaginan a un solo hombre destruyendo un país, entonces qué podrían hacer varios) o que yo ando con la capa caída por la mendiga gripa que me cargo, peor aún ya se enteraron de mis incapacidades para tener un diario. Siendo honesta nunca he sido muy buena para eso de la escritura diaria con metodología y tenacidad. ¡Maldita sea!, es esto lo que las tiene en huelga de hambre.

jueves, 7 de octubre de 2010

Romance


A mi romántico parecer siempre sospeche que los días pasan como lo harían en un hermoso cuento. Un cuento corto de aproximadamente 12 o 15 horas, terminado ese tiempo se iba poniendo la hoja en blanco para seguir escribiendo otra cosa. Los temas se podían repetir pero con otros finales, sin llegar al déja-vu.
Sin embargo, tengo varios días varada en él sin conseguir salir por más intentos que haga. Ayer me topé con la noticia de que la Secretaría de Educación Pública tuvo el detalle coqueto de colgar en su pared un reconocimiento a la principal casa de estudios de Latinoamérica: el escudo de la UNAM.
Está bien. Pero ¿EN ORO? De verdad era necesario tanto despilfarro. Digo las cosas no están para eso, ¿o soy sólo yo la jodida? Primero el secretario gastó ene cantidad de millones en un festejo que no estábamos para festejar dadas las inclemencias (por cierto actuales) en varios estados de la república, así como los múltiples problemas políticos, económicos y sociales.
De pronto ¡pum!, hay dinero para un escudo en ORO de la UNAM. ¡¿Qué, qué?! Mientras Veracruz y los demás estados siguen en alerta roja sin contar unos de los mayores problemas sociales en México: la educación, alias los “Ninis”.
No hay cupo en escuelas, no hay trabajo, no hay nada que estos jóvenes puedan hacer más que dedicarse a vagar y tal vez, porque no, intentar adentrarse a las filas de los narcos. Pero ya podemos ver un hermoso escudo en ORO de la UNAM en la Secretaría de Educación Pública, la dependencia gubernamental dedicada a dar resolución (entre otras actividades como organizar festejos y escudos dorados) a los problemas educativos en México.
¿Cuánto habrá costado el dichoso escudo? Supongo que una baba de perico que para nada mermaría el presupuesto que debe destinarse a la capacitación e instrucción de mejores maestros, a la edificación de más aulas para darle cabida a tanto chamaco suelto, a la creación de programas viables y lógicos que fomenten la lectura y redacción, la instrucción de los capacitadores de los maestros (quienes supongo también están en el hoyo) y a la mejora y actualización de los famosos libros de texto de la SEP, entre otras prioridades.
Me imagino que al mirar ese escudo dorado y brillante se preguntaran los visitantes: “De verdad, no entiendo por qué México está en los últimos lugares educativos si aquí todo es tan bonito y fulgurante, ¿por qué será?”.
Como yo estaba hablando de romances se me viene a la memoria una gran película (por el costo que representó, nada más) “Titanic”, donde la gente moría ahogada, congelada, pisoteada y un amor apasionado llegaba a su fin mientras la orquesta pretendía tocar y deleitar a la gente con su música sin parar. Perverso, ¿no?

miércoles, 6 de octubre de 2010

Una historia II

Me quedé pensando en aquello de un omnipotente escritor, mega cósmico, que modifica los destinos de sus títeres terrestres y creo que la primera pregunta sería ¿por qué has deshumanizado tanto a tus personajes?
Es realmente espantoso tomar un diario para leerlo o escuchar un noticiario hoy día. No sólo te puedes topar con descuartizados, familias acribilladas o animales furiosos atacando humanos porque su entorno se los han robado, sino que encima de todo esto están las opiniones descorazonadas de los lectores.
Los lectores, quienes ya tienen un espacio importante, no se conforman con expresar su sentir rebelde-pasivo sino también son capaces de transmitir indiferencia y desinterés por la humanidad, en general. Cada vez nos alejamos más de la empatía al prójimo y cada vez nos acercamos más al linchamiento por el simple hecho de mirar feo a alguien. Estamos ahogandonos a nosostros mismos y a la vez ayudamos a que nos hundan más.
¿Por qué?, que alguien me explique.
Lo anterior lo comento por el lichamiento mediático al que ha sido objeto Brozo por defender (correcto o incorrecto) a una compañera. El caso en sí mismo no me interesa, es la envidia que provoca a su alrededor. Porque seamos honestos, quién no quisiera tener cinco minutos en tele o radio para gritarle a cualquiera lo hartos que estamos de la tenencia, de los impuestos, del elevado costo de la vida en general, del terrorismo por el que atravesamos, de los secuestradores, de las matanzas, de que al caer un inocente lo coloquen en el rubro de daños colaterales, y de mil etcéteras.
Todos quisieramos tener el poder de hacerlo, más cuando se trata de algo que nos pega directamente. Entonces, por qué no unirnos en lugar de atacar por atacar.
Empatía, dónde estás

martes, 5 de octubre de 2010

Una historia

Mil historias por contar. Mil personajes por inventar. Mil paisajes por describir y otros tantos por inventar. Pero ninguno, y esto lo juro, jamás en la vida serán igual a la cósmica y alucinante realidad, la cotidianidad siempre se encarga de llevarte a donde residen los más luminosos personajes que van escupiendo una irrealidad.
Los más cotidianos son nuestros políticos, quienes dotados de una excelsa falta de conciencia ética hablan de su universo paralelo al que vivimos millones de mexicanos, y con su lengua florida de emociones divinas nos describen un país donde hay un sólo malvado que envenena el alma de un pequeño puñado de personas.
Por ejemplo, si ya han atrapado, matado o como quieran llamarle a tanto capo mega importante en el tráfico de estupefacientes y sólo queda por seguirle la pista a uno, ¿cómo o quién mueve el resto? Porque los secuestros y las matanzas siguen a la orden del día. ¿Quién es la cabeza de los Beltrán-Leyva?, si estos ya calleron (hermanos, primos y anexas). Si la Barbie ya cayó, quién se quedó con cuantioso y muy remunerable negocio; ¿nadie, ya se perdió para siempre?
¿Cuántos narcos hay? ¿Cuántas familias en realidad hay? ¿Quiénes son las cabezas, realmente la cabezas, no los pies? ¿Por qué de pronto aparece el nombre de un personaje detenido del que nadie había escuchado antes y dicen que es mega, ultra importante? ¿En realidad esta guerra podrá ser ganada algún día? ¿En verdad hay guerra, como tal una guerra?
O sólo estamos haciendo tiempo en lo que hay cambio de poder y esperamos un tratado o nuevas políticas que le den tregua a la gente inocente que está cayendo, los famosos daños colaterales.
Si alguien estuviera escribiendo una novela acerca de esto al tiempo real que sucede, creo que la primera inconsistencia sería, justamente, esa: ¿de dónde carajos saca tanto personaje de la nada? Y, sobre todo, qué les sucede después de capturarlos. ¿Qué hay detrás de la puerta de rejas y la piyamas a rallas? Un vacío, un paraíso o es una puerta falsa y regresan a la cotidianidad donde todos se reunen a tomar el te.
Lo ignoro, absolutamente todo lo ignoro y me encantaría poder platicar con el autor, al menos para conocer el final de una de sus historias.